Txalaparta

TXALAPARTA JOALDIA (Hernaniko Txalaparta Festan)

Músicos: Pello Zuaznabar eta Ramon Goikoetxea

Hernani, 1992/05/16

TXALAPARTA JOALDIA. Ramon Goikoetxea eta Jon Urbieta. Astigarraga, 1985.

 

La txalaparta es un idiófono golpeado directamente. (Aquí no tomaremos en cuenta otras variantes de la txalaparta como las toberas, kirikoketa, ote-jotzea, etc.)

Descripción del instrumento

Su aspecto no siempre ha sido el mismo en todos los lugares. Los rasgos constantes que se repiten son los siguientes:

Se colocan dos soportes, que pueden ser cestos puestos boca abajo, o sillas o bancos. Sobre ellos se coloca algo que aísla; normalmente hojas (de maíz), hierba seca, sacos viejos... Sobre ellos se coloca horizontalmente un tablón de aproximadamente dos metros de largo, veinte centímetros de ancho y seis de grueso. Los soportes se sitúan aproximadamente a una quinta parte del extremo del tablón.

Se utilizan cuatro palos para tocar. Su longitud y aspecto varía mucho de un lugar a otro. La largura de los palos de los Zuaznabar de Lasarte era de 52 centímetros, la de los Goikoetxea de Astigarraga 60 cm, y los del caserío Billandegi, 88 cm. En los tres casos los palos eran troncocónicos.

Modo de interpretación

Los intérpretes suelen ser dos y entre ambos tocando en alternancia conforman la música. Golpean el tablón que está colocado horizontalmente y aislado para que no se pierda la resonancia de arriba abajo, cogiendo los palos verticalmente (dos por cada intérprete). Según el lugar, cada intérprete recibe un nombre diferente:

  1. ttakuna                2. herrena  (el cojo)
  1. tukutuna              2. urguna  (el cojo)

Como indican estos nombres, cada tocador tiene su función. Uno pone el equilibrio-orden y el otro rompe lo que el compañero ha propuesto, creando un desorden-desequilibrio o cojera. Así, formando el ritmo y deshaciéndolo a lo largo del toque, aceleran hasta llegar a un equilibrio-orden inquebrantable.

Existen ciertas reglas para tocar la txalaparta, y aunque éstas sean muy concretas, dan mucha libertad a los txalapartaris para utilizar su imaginación y capacidad de improvisación.

Un intérprete hace lo que se llama "Ttakun" o "tukutun", dando dos golpes todo el tiempo, y el otro, entre los dobles golpes que da el "ttakun", toca lo que corresponde al que se llama "herrena" o "urguna". El "cojo" hace los juegos y cambios, introduciendo dos golpes, un golpe o nada, formando así combinaciones diferentes.

Hay además otros recursos para hacer música: jugar con el timbre del sonido, la altura de tono, el volumen y el tempo.

Historia

Podríamos pensar que la txalaparta, por su aspecto y función, es muy antigua, aunque no tenemos noticias antiguas de ella que lo acrediten.

El padre Donostia, Manuel Lekuona y José Miguel Barandiaran fueron principalmente los que nos informaron de su existencia. Aunque breve, también es muy interesante la información que da Severo Aguirre Miramón sobre la txalaparta. Lo que sabemos del instrumento de antaño lo recibimos gracias a ellos. A lo que ellos recogieron debemos añadir lo que nosotros directamente recibimos de los viejos txalapartaris que hemos conocido en vida, que conforma la mayor parte de lo que sabemos.

En los escritos de estos investigadores no se aprecia la extensión de la txalaparta, ni geográficamente ni socialmente. Lo que sí podemos decir es que en el siglo XX estuvo marginada culturalmente hasta la década de los 60 y no se le dio la importancia que se dio a otros instrumentos musicales.

Esto es lo que hemos podido recopilar sobre la txalaparta en la documentación más antigua y en las investigaciones recibidas directamente.

¿Dónde se ha utilizado?

Donostia-Urumealdea, Lasarte, Usurbil, Hernani, Ereñotzu, Urnieta, Altza-Intxaurrondo, Astigarraga, Ergobia y Andoain han sido lugares que han conocido antaño estas costumbres.

La txalaparta siempre aparece en entornos o ambientes rurales y relacionada con la vida del caserío.

En la década de los 60, quedaban pocas parejas en la zona de Donostia-Urumea: Lasarte, Hernani, Astigarraga, Ergobia y Altza. Hemos aprendido lo que sabemos de la txalaparta en todos estos lugares, pero entre todos, Migel y Pello Zuaznabar del caserío Sasoeta de Lasarte y los hermanos Asentsio y Ramón Goikoetxea del caserío Erbetegi-Etxeberri de Astigarraga han sido nuestros principales informadores y profesores.

¿Cuándo y para qué se ha utilizado?

La txalaparta ha estado ligada a los quehaceres y a la celebración de los auzolan (trabajos de carácter comunal), pero siempre en un ambiente festivo. Tras machacar la manzana, los participantes hacían una cena y celebraban una fiesta. A veces era una cena abundante, a veces no tanto. Ramón Goikoetxea decía que "a veces con bacalao, a veces con sardina vieja", pero la fiesta siempre se hacía. Nunca faltaba la sidra o la zizarra (sidra recién hecha).

Después de la cena la gente se calentaba un poco, incluso se cargaba; entonces montaban allí mismo la txalaparta, normalmente fuera, delante del portal, y enseguida empezaban a tocar la txalaparta. Entonces comenzaba una nueva parte de la fiesta, con los miembros de la cena que estaban en casa y a partir de ahí la gente que tras escuchar la txalaparta venía de los caseríos de la zona, sobre todo los jóvenes.

Dicen que la txalaparta se escuchaba a 5 kilómetros y que muchos de los que vivían en los alrededores se acercaban a la fiesta.

Ramón Goikoetxea decía que "mientras golpeábamos la manzana en el tolare, elegíamos el tablón con el que posteriormente tocaríamos la txalaparta y cuando cogíamos del tolare el tablón seleccionado este estaba mojado, húmedo y lo poníamos en el tejado para secarlo, para que diera mejor sonido. Y de paso, para que la gente viera y supiera que allí pronto iba a haber fiesta. La gente estaba alerta por saber cuándo organizarían la fiesta en Erbetegi-Etxeberri ".

"Allí estábamos, saltando, gritando, bebiendo sidra y tocando y escuchando la txalaparta hasta que amanecía". Como vemos, también antaño se hacían veladas nocturnas considerables, porque en esa época las noches son largas y duras. Para entender el ambiente festivo de allí he aquí otra curiosidad que cuenta R. Goikoetxea: "Nuestro abuelo doblándose hacia atrás, pasaba por debajo del tablón mientras mi hermano y yo tocábamos".

Migel Zuaznabar también nos contaba lo mismo sobre estas fiestas en torno a la sidra y narraba otro acontecimiento para entender el ambiente en torno a la txalaparta. Una vez celebraron una cena "de quintos" en un restaurante de Lasarte y una vez terminada la comida se les ocurrió tocar la txalaparta, pero allí no tenían las cosas necesarias para formar el instrumento. ¿Qué hicieron? Se desmontó la caseta que se encontraba en el paso del ferrocarril de San Sebastián-Bilbao tomando el material necesario para montar una txalaparta y a continuación se tocó sin descanso.

En algunos casos junto a la txalaparta se utilizan otros instrumentos. En Lasarte, por ejemplo, tocaban los cuernos antes de cada toque.

La creencia de que la txalaparta ha sido una herramienta para enviar mensajes de un lugar a otro está muy extendida. Pero de todas las informaciones que hemos recibido, el canto del kirikoketa “alakiketa, sagarra dela…” es el único caso que pudiera considerarse que tiene esas características, pero algo parecido no hemos encontrado en ningún otro sitio. Los viejos txalapartaris que hemos conocido dicen que nunca han querido enviar ningún mensaje en sus actuaciones. A la pregunta de si tocaba para enviar mensajes, R. Goikoetxea decía: "Cómo tocan los acordeonistas Andre Madalen, pues nosotros igual tocábamos la txalaparta".

Con esto no queremos decir que nunca se utilizara con ese fin ni que no existiera algún código diferente para pasar avisos, como en el caso de las campanas. Aparte del caso de "Alakiketa", los txalapartaris que nosotros hemos conocido solo han utilizado el instrumento para entretener a la gente y hacer música y juegos rítmicos, en un ambiente festivo y siempre con esa forma de interpretación libre e improvisada.

La txalaparta tiene otra particularidad. En los escritos y en todos los casos que hemos conocido directamente, se destaca que las tocadas han sido de noche. Las fiestas en torno a la sidra, las “karobi eztaiak” y las celebraciones en torno a las bodas son ejemplo de ello. Las únicas excepciones serían las actuaciones de los antiguos txalapartaris en los últimos años realizadas fuera de su entorno y a modo de exhibición.

Habrá que estudiar este punto a fondo, porque puede que el carácter nocturno no sea casual: ocurre lo mismo en costumbres similares a la txalaparta que conocemos en el mundo, como los golpes de carpinteros suizos y las prácticas de desgranar el arroz de Malasia y Siam (Beltrán, 2009, 36-38).

Situación actual

Desde los años 60 la situación de la txalaparta ha cambiado mucho. Hoy en día hay muchos txalapartaris en toda Euskal Herria. Desde que el instrumento pasó del caserío al entorno urbano, las funciones musicales y sociales de la txalaparta se han ampliado mucho. Se aprecia una creciente diversidad y complejidad en las ejecuciones y en los materiales usados. Por último, cada vez hay más grupos es que realizan un trabajo exhaustivo. Existen varias escuelas para aprender a tocar la txalaparta y en las últimas décadas se han producido avances significativos en los métodos de aprendizaje y notación.

Por todo esto, podemos decir sin duda que la txalaparta, así como tiene pasado y presente, probablemente también gozará de buena salud en un futuro.

FUENTES

Bibliografía

AGUIRRE MIRAMÓN, Severo de. (1882). Fabricación de la sidra en las provincias vascongadas y su mejoramiento. Capítulo IX: “Majada o trituración de la manzana.” Sección 1ª “Majada o pisón”. Establecimiento Tipográfico de los Hijos de I. R. Baroja. San Sebastian. [Ed.: 1910? Casa editorial Maucci. Barcelona]

BARANDIARAN, Jose Miguel De. (1972). Diccionario Ilustrado de Mitologia

Vasca. OC Tomo I. Bilbao: Editorial La Gran Enciclopedia Vasca.

BELTRAN ARGIÑENA, Juan Mari. (1996). Soinutresnak euskal herri musikan. Hernani: Orain. 

(2004). Txalaparta eta beste aldaera zaharrak. La txalaparta. Antecedentes y variantes. La txalaparta, origines et variantes. The txalaparta. Forerunners and variants. Oiartzun: Herri Musika Bilduma, 3. HM Txokoa.

(2007). Hernaniko txalaparta eskolaren 11 ikasturte. Jentilbaratz 9. Cuadernos de Folklore, 9. Donostia: Eusko Ikaskuntza.

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DONOSTIA, Aita. (1924). Toberak. Obras Completas del P. Donostia. (Tomo I, 71-90). Bilbo: La Gran Enciclopedia Vasca.

(1952). Instrumentos Musicales Populares Vascos. Obras Completas del P. Donostia. (Tomo II, 257-309). Bilbo: Ed. La Gran Enciclopedia Vasca.

LEKUONA, Manuel. (1920). El Epitalamio Vasco- Las toberas. Idaz-lan Guztiak, 365-378. Tolosa: Kardaberaz Bilduma - 23. 1978.

(1978). Toberak eta Txalaparta. Idaz-lan Guztiak, 359-363. Tolosa: Kardaberaz Bilduma - 23. 1978.

Discografía

ARZE, J.-A. ALEMAN. (1986). Txalaparta. Elkar ELK-118.

BELTRAN ARGIÑENA, Juan Mari. (2017). Soinu-tresnak Euskal Herri Musikan. 1985-2010. Elkar-Soinuenea Fundazioa. KD DVD-E 968.

(2009). Txalaparta. (libro+CD+DVD). Donostia-San Sebastián: Editorial Nerea / NO-CD Rekords.

OLAIZOLA, Imanol. (1963). Txalaparta con adarra en el Caserio Billandegi. (13:52). [Grabación en directo en cinta, digitalizada por Eresbil, copia en Soinuenea]

ZUAZNABARTARRAK. (1975). Antología de instrumentos vascos. Columbia BC 3896.

Audiovisuales

BASTERRETXEA-LARRUQUERT. (1968). Ama lur / Tierra madre. Euskadiko Filmategia.

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EUBA UGARTE, Argibel. (2016). BASKER; 1960ko hamarkadako euskal kulturari buruzko suediar dokumentalak. Bilbo: EHU. [Libro+DVD]

LARRUKERT, Fernando. (1978). Euskal herri-musika. Euskadiko Filmategia.

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